Un invento revolucionario: la aguja de coser

Ciencias Sociales, Física

Hay objetos de la vida cotidiana que no han cambiado desde la Prehistoria, por ejemplo, la aguja de coser.



Materiales necesarios
1 papel de lija o una piedra pómez
1 compás
1 cuchillo
1 hueso largo de pollo, de 6 a 8 cm ( cocido, que puedas recoger al final de la comida)


La experiencia

La experiencia se realiza con la ayuda de un adulto

  1. Pídele al adulto que corte con el cuchillo el hueso del pollo a lo largo, en cuatro partes.
  2. Pídele que, con la punta del compás, abra un huequito en el extremo de uno de los huesitos (que permita pasar un hilo).
  3. Cuando el hueso esté bien seco (el tiempo de secado es aproximadamente dos días), te toca jugar a tí: ¡ármate de paciencia!. Frota el palito sobre el papel de lija para usar los dos bordes. Hay que darle más o menos la forma de la aguja. ¡Cuidado! No insistas mucho del lado donde tiene el orificio.


La explicación

El secreto de la fabricación de la aguja de coser es abrir el huequito de la aguja, el “ojo”, antes de terminar de darle forma; esto evita que se rompa.

Las agujas prehistóricas eran también de hueso, pero más bien de mamíferos (renos y bisontes), que eran más sólidos.

Este invento tuvo gran éxito. Desde su invención, hace 20.000 años, las agujas de coser han sido siempre utilizadas, inclusive hoy en día que se hacen en metal.



La aplicación

El secreto de su fabricación nos ha sido transmitido involuntariamente por los hombres prehistóricos. Numerosas agujas con “ojos” fueron encontradas en diferentes etapas de fabricación. Así se pudo conocer cada una de las etapas de fabricación de estas piezas.

La aguja con “ojo” permitió una costura muy fina y precisa. Nadie pone en duda que los hombres prehistóricos tuvieron bellas vestimentas.



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