Refugios muy cómodos

Ciencias Sociales, Ecología, Física

Los hombres prehistóricos vivían generalmente en refugios bajo rocas, pequeñas madrigueras en los acantilados, mucho más reducidas que las cuevas. ¿Por qué?



Materiales necesarios
2 piedras calcáreas, planas y limpias
2 platos llenos de arena, de un color que no sea muy limpio


La experiencia

Este experimento debe realizarse en un día de mucho sol
  1. Coloca la primera piedra, o el plato de arena, a pleno sol, en un sitio despejado. Mientras dure el experimento, debe estar en la sombra.
  2. Coloca la segunda piedra, o el plato de arena, a la sombra donde esté más fresco. Deja las dos piedras, o los platos de arena, durante toda una tarde (al menos durante 4 horas) donde las pusiste desde el principio. Retira la primera piedra del sol y colócala al lado de la segunda que está a la sombra.
  3. Toca inmediatamente las dos piedras y después de una hora.
  4. ¿Qué observas?



La explicación

La piedra o el plato de arena, que se quedó al sol durante toda la tarde, almacenó calor. Cuando la metiste a la sombra, su temperatura disminuyó lentamente. Siguió caliente durante cierto tiempo: la cantidad de calor recibido durante el calentamiento fue restituida en parte con el aire ambiente.

Según las condiciones del experimento (calentamiento, calidad y tamaño de la piedra), esta operación puede durar varias horas. La piedra, o el plato de arena, se comporta como un verdadero acumulador de calor. ¡Es un radiador natural!



La aplicación

Los grandes acantilados rocosos y calcáreos, acumulan calor de la misma forma que observaste en el experimento.

Los hombres de la prehistoria notaron este fenómeno y sabían utilizar las rocas como radiadores gigantes. Instalándose en los refugios rocosos podían aprovechar al máximo el rayo de sol más pequeño, inclusive en los períodos fríos de la Prehistoria.



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